Cómo lograr el equilibrio financiero en tu empresa

Tiempo de lectura: 7 min.

Encontrar el equilibrio financiero resulta decisivo para que cualquier empresa pueda tener un futuro saneado a corto, medio y largo plazo. En este artículo, vamos a ofrecerte los aspectos más importantes que deberías tener en cuenta sobre este aspecto.

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Para entender qué es el punto de equilibrio financiero, primero hay que considerar que una empresa, para su correcto funcionamiento, puede requerir de una línea de crédito que garantice la liquidez en momentos determinados, así como de deuda, que permita su correcto crecimiento mediante inversiones.

Sin embargo, es crucial que tenga la capacidad suficiente para hacer frente a todos los pagos en el tiempo que se haya estipulado, ya que, de lo contrario, podría encontrarse en problemas y verse obligada a adoptar medidas drásticas. A este estado en el que la empresa paga de manera puntual a sus acreedores se le llama equilibrio financiero.

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Condicionantes para conseguir el equilibrio

Para garantizar que una empresa cuenta con equilibrio financiero, se tienen que cumplir ciertos requisitos:

Liquidez. Si el activo corriente de la compañía es mayor que el pasivo corriente, la empresa tendrá suficientes recursos económicos necesarios para cubrir las deudas a corto plazo.

Solvencia. En este caso, los recursos necesarios se centran en un futuro a medio y largo plazo. La solvencia cuantifica la capacidad de la empresa para afrontar todas las deudas que tengan un vencimiento superior a un año. Para determinarla, se utiliza el ratio de solvencia: el ratio óptimo se sitúa entre el 40% y el 60% de endeudamiento. Unos niveles superiores pueden hacer peligrar la liquidez y dañar el equilibrio a largo plazo, mientras que los niveles más bajos indican un crecimiento reducido y una mayor capacidad de endeudamiento sin limitar la capacidad financiera de la empresa.

Por qué es importante el equilibrio financiero

El equilibrio financiero es importante porque indica, de alguna manera, el estado de salud de las finanzas de una compañía. Y esto es importante para garantizar la continuidad del negocio (cubrir los costes, obtener beneficios), pero también para atraer a socios y/o inversores.

Por ello, podemos afirmar que el equilibrio financiero permite aumentar la liquidez. Si la empresa funciona de manera adecuada y crece sin exceder los niveles de endeudamiento, poco a poco aumentará su facturación y tendrá más recursos propios.

Esto, a su vez, proporciona un segundo beneficio que es inherente a dicho crecimiento: la optimización de los recursos disponibles posibilitará captar más recursos financieros con un coste inferior. Cuanto mayor sea el ratio de solvencia de la empresa, más entidades de crédito estarán dispuestas a ofrecer su capital a un interés menor y, en consecuencia, la rentabilidad de esa inversión será aún más alta.

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Situaciones que puede atravesar el equilibrio financiero

La gestión de la empresa debe estar enfocada en alcanzar el punto de equilibrio, ya que si se pierde, la liquidez se deteriora progresivamente y, con el tiempo, la solvencia de la empresa podría dañarse por completo, creando una situación en la que no podría hacer frente a sus obligaciones pendientes.

Estos son los 3 estados por los que puede pasar la situación financiera de la empresa:

🟢 Equilibrio normal. Se trata de la situación más adecuada. En este caso, como hemos calculado, el activo corriente es superior al pasivo corriente. La empresa no tiene ningún problema a la hora de afrontar sus obligaciones y la liquidez es óptima.

🟡 Desequilibrio a corto plazo. El pasivo corriente comienza a aumentar y, en consecuencia, el activo corriente disminuye. La liquidez de la empresa es menor y se pone en riesgo su solvencia. Para solventar esta eventualidad, se necesitan vender activos o bien, llevar a cabo una ampliación del capital social, si se trata de una sociedad.

🔴 Quiebra de la empresa. En esta situación, la liquidez de la empresa ha desaparecido por completo. El pasivo total es mayor al activo total y, por tanto, el patrimonio neto de la empresa es negativo. En este punto, será necesario liquidar la empresa para que los acreedores puedan cobrar sus deudas.

Diferencias con el punto de equilibrio contable

¿Es lo mismo el equilibrio contable y el equilibrio financiero? Veamos.

Aunque su fórmula es muy similar, en el equilibrio en contabilidad, la empresa debe considerar tanto las depreciaciones como las desvalorizaciones. Se trata de costes y gastos fijos que no exigen un desembolso de dinero y que, por tanto, no entran en el equilibrio financiero.

10 consejos para alcanzar el equilibrio financiero en pequeñas y medianas empresas

El equilibrio financiero debe mantenerse a lo largo del tiempo. Sin embargo, primero es necesario alcanzarlo. Si la empresa está comprometida, hay varias medidas que puedes adoptar para conseguir el equilibrio a corto plazo y mantener la situación en el tiempo.

1. Venta de activos

La venta de activos que no resulten imprescindibles para la actividad normal de la empresa tendrá consecuencias inmediatas en tu liquidez. En ocasiones, las empresas van acumulando bienes que realmente no necesitan. ¿Compraste ordenadores que no utilizas? ¿Tienes varios coches de empresa en propiedad? Deshazte de ellos para aliviar las cuentas.

2. Reducción de costes

Revisa pormenorizadamente las cuentas. Seguro que das con gastos que no esperabas o que son demasiado elevados. Los suministros pueden llevarse una parte importante de la facturación y, por lo general, pueden encontrarse más económicos con un simple cambio de compañía. Igualmente, puedes revisar los gastos de combustible y de posibles dietas. Seguro que eres capaz de conseguir reducir esas cantidades.

3. Ampliación de capital

Constituye otra medida inmediata que dará una inyección de liquidez. Sin embargo, en este caso saldrá del bolsillo de los socios, con lo que, se trata de un simple parche que tan solo os dará algo más de tiempo. Las obligaciones seguirán siendo las mismas.

4. Reestructuración de deuda

Si en estos momentos la empresa se halla saneada, puede que varias entidades quieran proveerte de financiación. En ese caso, aprovecha los créditos a bajo interés para conmutar las deudas más caras. A su vez, puedes aumentar la duración para aliviar la carga del pasivo corriente.

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5. Modificación de la plantilla

¿Crees que la empresa puede generar un mayor flujo de caja aumentando el personal? En caso afirmativo, lo más adecuado es que trates de optimizar el rendimiento para mejorar las ventas. Si, por el contrario, observas que puede haber un posible estancamiento, lo idóneo será recortar personal. Tus gastos serán menores en el futuro y dispondrás de una mayor capacidad para hacer frente a las deudas.

6. Invertir adecuadamente

La deuda terminará generando un problema si el ratio es demasiado alto. Sin embargo, implantar nuevas tecnologías en tu empresa podría ayudarte a poner remedio a la situación. Como hemos mencionado, los suministros suponen una gran parte del gasto. Además, su coste no siempre es conocido con antelación, puesto que los precios de la energía pueden fluctuar. Si inviertes en energías renovables, ahorrarás a medio plazo recursos que puedes destinar a pagar la deuda y podrás planificar con antelación su coste de amortización.

7. Conversión de costes

Los costes variables son difíciles de predecir. Sin embargo, convertir costes variables en costes fijos te ayudará a planificar mejor tu actividad. Por ejemplo, un vehículo propio puede darte averías inoportunas, cuyo coste no puedes pronosticar. Contratar un plan de mantenimiento o un renting, eliminará las variables de la ecuación y podrás adaptar tu presupuesto en consecuencia.

8. Fondo de contingencia

Evidentemente, no todos los gastos pueden convertirse en fijos. Crear un fondo de contingencia en el que cada mes reserves una parte de tu tesorería te facilitará hacer frente a los gastos imprevistos.

9. Autoexigencia de un equilibrio mínimo

Trata de crear una estructura de gastos que vaya a la par que los ingresos. De esta manera, el pasivo corriente nunca deberá superar el activo corriente. Antes de endeudarte, calcula los ingresos que esperas y los gastos con los que ya cuentas. El resultado de la nueva cantidad no debería dar la vuelta a los números.

10. Planificación financiera

Desarrolla tus propios planes financieros con 3 plazos diferenciados. Por un lado, un plan para los próximos 8 o 10 años donde contemples posibles altibajos en la economía y medidas para afrontarlos. Por otro, un plan a medio plazo con un año como objetivo, y otro plan a corto plazo en el que establezcas unos objetivos de tesorería.

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