Los medios de pago que se emplean para realizar las transacciones comerciales han evolucionado considerablemente en los últimos años. Para poder agilizar el tráfico comercial, se ha hecho necesario disponer de alternativas al dinero en efectivo o a las transferencias bancarias. Un título de crédito es una de las opciones más utilizadas en la actualidad por las empresas, aunque su uso también está extendido entre los usuarios particulares.
No obstante, en la actualidad podemos encontrar que hay una gran variedad de tipos. A continuación, hablaremos de qué son, las clases que hay y cuáles son sus funciones.
Qué es un título de crédito
Los podemos definir como la serie de documentos que incorporan la promesa de llevar a cabo determinadas prestaciones a favor del tenedor del documento. Una de las finalidades de estos documentos es otorgar a su poseedor los derechos sobre un deber de pago. Es decir, una persona o entidad se compromete a efectuar el pago de una determinada cantidad de dinero en una fecha concreta.
Cada título está formado por un valor específico y por un soporte que lo registra. Estos dos aspectos no se pueden separar. Por otra parte, cuando el derecho es transmitido, se debe transferir también el documento, ya que ambos van siempre juntos.
En la actualidad, son muy utilizados tanto en el mundo mercantil como en el financiero debido a que hay una gran variedad de tipos. Esto facilita que se pueda escoger el que se adapte mejor a nuestras necesidades operativas en cada momento. No obstante, hay que tener en cuenta que el alcance de los títulos de crédito está regulado por la legislación de cada país, y es por ella que nos hemos de regir.
Además, hay una serie de aspectos que debes considerar de estos documentos:
- Literalidad. Aquí nos referimos al derecho que el documento representa por sí mismo. El beneficiario lo deberá ejercitar tal y como está escrito. Por otra parte, el obligado debe de cumplir con todos los términos que estén escritos en dicho documento.
- Autonomía. El interesado debe de cumplir con sus obligaciones sin poner ninguna clase de condiciones para ello. Esto hace que el derecho se pueda ejercer en cualquier condición, independientemente que se quiera modificar o limitar.
- Incorporación. El derecho está ligado al título de crédito. Sin la existencia de un título no hay derecho y, por tanto, desaparece la posibilidad de ejercerlo.
- Circulación. Pueden circular de persona a persona mediante el endoso o entregando de manera material el documento si se es el portador.
- Legitimación. Es una consecuencia de la incorporación. Tiene dos aspectos, uno pasivo y otro activo. La legitimación activa confiere a quien lo posee legalmente la capacidad de exigir al obligado lo que se consigna en el documento. La legitimación pasiva se basa en que el deudor obligado en el título del crédito paga al titular del documento y cumple con su obligación. De esta manera, se libera de ella.

Para qué sirven los títulos de crédito
Una de las preguntas más habituales es para qué sirven los títulos de crédito. Los títulos de crédito son utilizados básicamente como comprobante de la existencia de un crédito o préstamo. Permiten al acreedor tener un certificado de pago sobre el crédito concedido a una persona o colectivo. Su principal función es la de agilizar la transferencia de bienes.
Son de las herramientas más útiles tanto para el comercio como para la industria y otros sectores en los que se produzca un intercambio de dinero o de bienes. Se pueden emplear como medios de pago y garantía en otro tipo de obligaciones.
La gran variedad de documentos que se pueden emitir favorecen a las empresas, ya que de esta manera pueden utilizar el más adecuado según el tipo de transacción comercial que quieran realizar.
La función jurídica de los títulos de crédito
En nuestra sociedad contamos con una amplia variedad de actos jurídicos. En el ámbito mercantil, un título de crédito es el documento necesario para poder ejercer el derecho que sobre ellos se consigna.
De hecho, estos documentos son totalmente necesarios en caso de querer ejercer el derecho literal que se consigna en ellos. La función jurídica de los títulos de crédito es demostrar la existencia de un crédito, incorporándolo en el texto del documento.
Todo esto proporciona una gran seguridad jurídica, ya que en caso de que no se efectúe el pago de las cantidades establecidas en el título de crédito, se pueden tomar las acciones legales necesarias para poderlo reclamar. Con este tipo de documento, se puede demostrar que la deuda existe y quién es el deudor. Así, se tienen las pruebas necesarias.
Clasificación de los títulos de crédito
Una de las ventajas que ofrecen los títulos de crédito es que hay una gama muy amplia. Esto permite que se puedan adaptar a diferentes circunstancias. A continuación, te detallamos las diferentes modalidades en que se pueden clasificar.
Títulos de créditos según su manera de emisión
Dependiendo de la forma en la que dichos documentos hayan sido emitidos, tendremos unos tipos de derechos u otros. Estos pueden ser:
- Al portador. Cualquier tenedor del título puede ejercer su ejercicio de derecho. Normalmente, se suele añadir la cláusula de “al portador”.
- A la orden. El documento solamente puede circular mediante la voluntad de la persona que lo recibió.
- Nominativo. Van a nombre de una determinada persona. La emisión, así como sucesivas transmisiones, han de ser inscritas en el registro donde se emitió el título.
Según quién los emite
En la actualidad, existen diferentes tipos de entidades que pueden emitir este tipo de documento. Estos pueden ser:
- Privado. Son emitidos a través de personas o entidades particulares.
- Público. Pueden ser emitidos a través del Estado, los establecimientos públicos o bien los gobiernos extranjeros.
Según su contenido u objeto
El contenido de cada título puede ser completamente diferente, ya que cada uno representa un tipo de bien. Los podemos distribuir en:
- Representativos de dinero. Aquí especificamos una cantidad de dinero.
- Representativos de mercaderías. En esta modalidad, trabajamos con bienes o mercancías. Los más representativos son los certificados de depósito en el contrato de almacenaje.
- Mixtos. Aquí se puede combinar tanto el dinero como las mercancías.
Dependiendo de su forma de creación
- Singulares o individuales. Son emitidos en función a una operación que se realiza frente a una determinada persona.
- Seriales o de masa. Nace ante una pluralidad de personas.
Es importante conocer los distintos tipos de títulos y su funcionamiento. Esto nos ha de permitir poder diferenciarlos y entender cuál es el mejor momento para emplearlos.
Ejemplos de títulos de crédito
Como hemos comentado anteriormente, existen una amplia modalidad de títulos. No obstante, hay algunos que son bastante conocidos, ya que se emplean con frecuencia. A continuación, te detallamos algunos de los ejemplos de títulos de crédito más destacados.
Letra de cambio
Normalmente, suelen intervenir tres personas. Es este tipo de título, un girador ordena a un girado que se pague una determinada cantidad de dinero a un tercero, que se llama beneficiario o tomador. Para que tenga validez, todo esto ha de producirse en una fecha determinada. Es uno de los títulos más viejos y conocidos, ya que se empezó a usar en pleno Renacimiento.
Lee más sobre la letra de cambio aquí 👉 Qué es la letra de cambio y para qué sirve
Pagaré
Aquí intervienen dos personas. Uno es el suscriptor que está obligado a pagar y el otro es el beneficiario, que es la persona que ha de recibir el pago. Una de las diferencias que tiene respecto a la letra de cambio es que se puede pagar en cuotas. Además, permite el uso de la cláusula de aceleración. Esto significa que, en caso de no pagar una de las cuotas, se podrá exigir el monto total restante.
Conoce más sobre los pagarés aquí 👉 ¿Qué es un pagaré?
Cheques
Se trata de una orden escrita y girada contra un banco. En el momento de su presentación, este debe de pagar al librador la cantidad que se indique a cargo de la cuenta corriente del emisor. Siempre es pagadero a la vista.
El certificado de depósito
Mediante este tipo de documento se acredita la propiedad de mercancías o bienes depositados en el almacén que expide el título. Es relevante que se incluyan algunos datos como el nombre del almacén o el lugar donde se realizó el depósito. También hay que especificar las mercancías o bienes depositados y otros datos, como pueden ser la cantidad, calidad, etcétera.
¿Se pueden transmitir los títulos de crédito?
Para poder disponer del derecho que contienen, es necesario disponer del documento original de una forma material. De este modo, el derecho que consta en los documentos puede ser ejercido por el portador en contra del deudor cuando se produce la fecha de vencimiento.
El deudor está obligado a efectuar el pago de la cantidad estipulada en el documento en la fecha indicada. Dependiendo del tipo de documento, el pago puede producirse en diferentes períodos, como puede ser a la vista, en un plazo desde la vista, a un plazo desde la fecha de emisión o bien en un día fijo y determinado.
No obstante, una de las ventajas que ofrecen estos documentos es que pueden desligarse de la obligación causal y servir como medio de pago. Estamos hablando del endoso. Lo podemos definir como el acto mediante el cual el tenedor legítimo puede transferir el dominio del título. También lo puedes entregar en cobro o bien constituirse en prenda. Existen diferentes clases de endoso:
- Endoso de dominio. La persona o entidad que transfiere la letra hace dueña a quien la percibe.
- Endoso en cobro. Es un mandato que se compone para poder realizar el cobro del documento.
- Endoso en garantía. Cuando se constituye una prenda sobre el documento al entregárselo al destinatario.
- Endoso en blanco. El portador tiene la facultad de poder completarlo. No se indica el nombre del endosatario o bien aparece escrito a favor del portador.
Como puedes ver, estos documentos se pueden transmitir. Dependiendo de la situación, se puede escoger un tipo de endoso u otro.
Diferencia entre valores y títulos de crédito
Cuando se efectúan operaciones comerciales, se consignan por escrito para que quede constancia de los diferentes derechos y obligaciones de cada una de las partes implicadas. Dichos acuerdos pueden formalizarse mediante contratos o documentos que tienen la función de reconocer o extinguir obligaciones. También a través de la exhibición o entrega de dichos documentos.
No obstante, además de incorporar los derechos del crédito, puede ser que se acrediten derechos corporativos. En este caso, estaremos hablando de un título-valor.
Podemos decir que la diferencia entre valores y títulos de crédito está en que en el título-valor no solo se asignan obligaciones dinerarias, sino que también se establecen otra serie de derechos, como pueden ser los corporativos, mientras que en el título de crédito todo queda reducido a un aspecto más monetario.

La mejor gestión para tus títulos de crédito
Podemos decir que estos documentos permiten que las transacciones mercantiles sean mucho más rápidas. Son una buena alternativa al uso de dinero en efectivo. Además, al poder realizar los pagos en diferentes plazos y modalidades, facilitan a las empresas una mejor gestión de su tesorería. Otra de sus ventajas es que se pueden transferir, por lo que constituyen una herramienta de intercambio de activos bastante importante.
Al mismo tiempo, aportan una gran seguridad jurídica, ya que en caso de impago, son una prueba de la existencia de dicha deuda. Pueden ser utilizados tanto por particulares como por grandes empresas. Esto facilita que su uso esté muy extendido.
Un título de crédito es un medio muy empleado por las empresas en el desarrollo de su actividad financiera en el día a día. No obstante, para llevar un buen control de la tesorería es imprescindible disponer de las herramientas necesarias. Con Agicap, cuentas con un software que te proporciona un mejor control de la tesorería de tu empresa en tiempo real. Esto, sin lugar a dudas, te permite ganar en tranquilidad.
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