Por qué el CFO debe manejar el ratio de solvencia

Cuando se habla del mundo empresarial en general, se está haciendo, en realidad, referencia a muchos conceptos particulares. Uno de ellos es el ratio de solvencia. De hecho, si hubiera que llevar a cabo una clasificación de conceptos empresariales por orden de importancia, este ocuparía, sin ninguna duda, una posición principal.
Los ratios básicos del mundo empresarial
Todo CFO o director financiero está obligado a hacer frente a tareas de análisis y control de la situación financiera de una empresa. Para ello, cuenta con numerosas herramientas que le facilitan y sistematizan tal análisis. Un conjunto destacado de herramientas es, precisamente, el de estos indicadores.
Así, podríamos definirlos como aquellos coeficientes que aportan alguna clase de unidad financiera de comparación y medida. Con ellos, es posible establecer relaciones entre diferentes datos financieros y conocer la salud financiera de una determinada organización. Como resultado, se puede entender si la dirección financiera es correcta, si hay falta de solvencia o si la compañía puede hacer frente a sus obligaciones financieras.
Los ratios más significativos
Algunos de los indicadores más importantes son:
- Fondo de maniobra. Mide el capital cuyo grado de exigibilidad no es muy alto, pero que se utiliza para financiar otros activos fijos que tienen un grado de liquidez más alto.
- Periodo medio de cobro. Trata de arrojar luz sobre los días que transcurren desde que un servicio es ofrecido por la empresa hasta el momento en el que se recibe la remuneración por ello. Ayuda a entender cuánto tarda el producto o servicio en convertirse en dinero.
- Periodo medio de pago. Pretende mostrar cuál es el número medio de días que se tarda en cumplir las obligaciones de pago los proveedores y deudores desde el momento en el que se reciben sus servicios. Este dato permite conocer cuáles son los posibles descuadres existentes en la caja.
- Rentabilidad económica. Trata de medir la capacidad de generar beneficio de un determinado activo. Se muestra como la cantidad monetaria generada por cada euro invertido inicialmente.

Qué indica el ratio de solvencia
El ratio de solvencia es un índice que mide la capacidad de una empresa de hacer frente al pago de sus obligaciones y deudas. Es decir, trata de comprender cuál es el valor total de sus bienes y derechos en propiedad y, en este sentido, se pretende determinar la verdadera capacidad para afrontar el pago de aquello que debe.
La diferencia entre el ratio de liquidez y solvencia
Por lo general, el ratio de liquidez y el ratio de solvencia hacen referencia al mismo ámbito: la capacidad de una compañía para hacer frente a las deudas que ha generado en el momento de su vencimiento definitivo. Ahora bien, cuando se habla de liquidez, se habla de la posesión concreta de activos líquidos, en especial el dinero corriente, para pagar deudas en el corto plazo. Se trata de una señal de la solvencia de una empresa a corto plazo.
Frente a ello, el indicador de solvencia que aquí nos interesa es mucho más amplio. Trata de analizar el valor total de los bienes de la compañía para hacer frente a la totalidad de las deudas y obligaciones que posee.
Cómo calcular el ratio de solvencia
Las dos formas de calcularlo
La idea que no hay que perder de vista cuando se habla de calcular este indicador es, sin duda, el hecho de que hay dos modos de hacerlo.
Los dos métodos de obtener el resultado son los siguientes:
- Forma agregada. Se calcula a través de la división del activo total de la compañía entre su pasivo conjunto. No se tiene en cuenta el patrimonio neto. El resultado obtenido pretende informar acerca de la capacidad de solvencia general del negocio en un largo plazo.
- Forma desagregada. Es aquella que, aunque utiliza la misma operación básica que el caso anterior, realiza una diferenciación entre el activo corriente y no corriente, y lo mismo con el pasivo. El resultado pretende informar acerca de la solvencia empresarial en el corto plazo, aproximándose así a ese indicador de liquidez al que más arriba hemos aludido.
El largo plazo: el aspecto más comúnmente tenido en cuenta
Lo más habitual es que, dado que existe un concepto específico para el estudio de la liquidez en el corto plazo, se emplee el cálculo agregado. No debes perder de vista que el objetivo fundamental de todo esto es conocer la solvencia y las deudas a largo plazo. En este sentido, la fórmula más ampliamente utilizada en las compañías es la siguiente:
Ratio de solvencia = Activo total de la compañía / Pasivo total de la compañía
En ocasiones, el resultado se multiplica por 100 para transformar el indicador en un porcentaje, que a veces es más fácil de manejar. En todo caso, esto es ya un detalle voluntario.
Cómo interpretar el ratio de solvencia
Utilizar la fórmula reseñada más arriba te lleva a la obtención del coeficiente de solvencia. Pues bien, generalmente, cuando tal coeficiente es de 1,5 o del 150 % según los casos, o superior, puede afirmarse que hay solvencia.
Por otro lado, si tal coeficiente es inferior, puede que haya falta de liquidez y que se trate de una entidad no solvente. Por lo que harán falta medidas de choque para evitar la quiebra.
Sin embargo, no siempre un coeficiente alto es bueno. Normalmente, en esos casos suele darse un desaprovechamiento de los activos circulantes. Del mismo modo, hay que tener en cuenta que no es lo mismo contar con un coeficiente de 1,4 que de 0,8. Al final, la cifra del 1,5 es orientativa, y el nivel de mayor o menor confianza dependerá de muchos aspectos distintos. Cada caso es diferente y habrá de analizarse como tal.
La importancia del ratio de solvencia para el CFO
Este concepto cuenta con una enorme importancia para todo director financiero. Puede entenderse desde dos puntos de vista contrapuestos, pero que no dejan de ser las dos caras de una misma moneda:
- Cuando el coeficiente calculado es el propio. Permite conocer la salud económica y financiera de la compañía y si es necesario aumentar los activos o pasivos para mejorarla. Si se cuenta con un indicador bajo, habrá que modificar las estrategias comerciales y de tesorería para aumentarlo.
- Cuando el coeficiente calculado es el ajeno. Permite saber si conviene o no realizar acuerdos con esa otra empresa. Confiar en que una determinada compañía cumplirá con sus obligaciones frente a nosotros o a nuestros socios dependerá, en gran medida, de su capacidad de solvencia general.

Mejorar los resultados a través de medidas concretas
Hasta este punto ha podido verse cuál es la relevancia de la solvencia de una compañía. Se ha visto que es crucial para hacer posible la pervivencia del negocio, así como su buena marcha. Por eso es tan importante saber de qué manera pueden mejorarse los resultados al respecto.
Solo con observar la fórmula de cálculo, puede llegarse a la conclusión de que para incrementar la solvencia hay que aumentar el valor de los activos o reducir el de los pasivos exigibles.
Para hacer esto posible, existen diversas medidas:
- Llevar a cabo una ampliación de capital. Ya sea dejando entrar a nuevos socios o accionistas a la organización, o bien permitiendo que los existentes realicen aportaciones más grandes, se logrará aumentar el capital de base del que puede hacer uso la sociedad.
- Tratar de acumular una serie de ejercicios con resultados positivos. Llegar a la conclusión de que tener buenos resultados a final de año es una buena estrategia no resulta muy difícil. Es evidente que acumular varios ejercicios con un superávit reseñable llevará, sin ninguna duda, a mejorar el indicador de solvencia de la compañía. Todo ello acarreará, por supuesto, una mejora en todas las consecuencias más arriba referidas con respecto a entablar relaciones con otras entidades.
- Efectuar una reducción de deudas. Si se amortizan obligaciones y adeudos, se aumenta la solvencia. El denominador de la ecuación se reduce y, sin que sea necesario que el numerador aumente, el resultado final se incrementará.
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