Capital social de una empresa: qué es y cómo aprovecharlo

El capital social de una empresa se refiere a uno de los elementos fundamentales de toda compañía: su fundación.
¡Vamos allá!
Qué es el capital social de una empresa
El capital social de una empresa hace referencia al valor monetario de los bienes que los socios de una compañía le ceden sin derecho a devolución inmediata. En todo caso, tiene la forma jurídica de deuda frente a los socios. Todos aquellos que aportaron al capital social pueden exigir su aportación en el futuro siempre que sigan los cauces legales para ello.
Es decir, es el conjunto de aportes iniciales que los socios realizan para que la empresa desarrolle los negocios. Aunque las aportaciones pueden no ser monetarias, para medirlas se les atribuye un determinado valor en dinero. Sean equipos informáticos, un inmueble o cualquier otro elemento, se calcula su valor venal para conocer el verdadero peso de la aportación.
El capital social se encuentra regulado por el Real Decreto Legislativo 1/2010 del 2 de julio, por el que se aprueba el texto refundido de la Ley de Sociedades de Capital.
La composición del capital social de una empresa
Para entender mejor el concepto, veamos la composición del capital social de una empresa. Para conocerla, es mejor saber cómo se realiza el cálculo correspondiente.
Así, si tomamos una empresa en un determinado momento y queremos saber cuál es su capital social, es necesario conocer los siguientes datos:
- Activos: todo el dinero en efectivo, deudas pendientes de cobro, edificios, equipos y demás elementos de los que la entidad es propietaria.
- Pasivos: las deudas que hay que pagar a los acreedores empresariales.
Una vez se conoce el activo y el pasivo de una empresa puede restarse el segundo al primero para poder obtener su patrimonio neto. Este dato es crucial en el proceso de cálculo, pero todavía es preciso conocer dos más:
- Reserva legal: el dinero que una empresa debe retener para garantizar su correcta financiación y la posible cobertura ante pérdidas. La ley establece que debe ser de un 10% de los beneficios anuales, hasta alcanzar el 20% del capital social.
- Resultados de anteriores ejercicios: esto refiere a los beneficios o pérdidas que hayan podido tenerse en el año anterior.
En definitiva, el cálculo del capital social de una determinada entidad se obtiene a través de la aplicación de la siguiente fórmula:
Capital social = Patrimonio neto - Reserva legal - Resultados de anteriores ejercicios
Las características del capital social
El capital social de toda compañía, sea de la clase que sea, cuenta con las siguientes características fundamentales:
- Su aportación debe tener lugar siempre y en todo caso en el momento en el que la sociedad se funda.
- Lo dicho en el punto anterior no quiere decir que no se pueda aumentar o reducir posteriormente.
- El capital social actúa como garantía frente a terceros en caso de situación de quiebra. Ahora bien, no se utiliza para hacer frente a pérdidas en un ejercicio, pues en ese caso se responde con el patrimonio neto de la empresa. Es decir, uno o varios resultados negativos que no sean causantes de quiebra deberán ser enfrentados con el conjunto de activos empresariales.
- Como más tarde profundizaremos, debe tener un mínimo de 3.012 euros en caso de sociedad limitada y de 60.101,21 euros en caso de ser una sociedad anónima.
Las funciones del capital social
Más allá de todo lo dicho hasta este punto, lo cierto es que aquello que permite comprender en profundidad este concepto es el conjunto de funciones que desempeña. Así, a modo de esquema, podemos hablarte de las siguientes:
- Función de identificación. Permite identificar a los socios de la empresa. Todos aquellos que, en mayor o menor medida, hayan aportado al capital social pueden ser considerados como dueños de una participación empresarial y, por lo tanto, como socios de la misma.
- Función de reparto de beneficios. Es el criterio utilizado para llevar a cabo el reparto de beneficios entre los socios. Es decir, cada socio recibirá una cantidad de beneficios proporcional a la aportación que realizó inicialmente. Incorporar parte de tu patrimonio al capital social de una compañía te da una participación cuyo tamaño depende de la proporción del capital total que tú hayas aportado. En función de tal proporción te podrá ser dada una parte de los beneficios si es que estos pasan a repartirse.
- Función de derecho de voto. Como regla general, salvo que los estatutos concretos de la compañía digan otra cosa, el derecho de voto de una determinada empresa viene determinado por las participaciones de las que sea propietario un socio determinado.
- Función de garantía. Es una cantidad de patrimonio que actúa como garantía frente a terceros en caso de quiebra de la empresa, tal y como se ha dicho antes.
En definitiva, tiene la función de determinar quiénes son los socios y cuál es su peso en la entidad (lo cual se manifiesta en la capacidad de voto o el porcentaje de beneficios que corresponde) y la de servir de garantía de solvencia frente a terceros en caso de quiebra.

¿Por qué es tan importante el capital social de una empresa?
En una fase inicial, ninguna empresa cuenta con ingresos inmediatos que la sostengan y la mantengan en el tiempo. Es en ese punto en el que el capital social actúa como factor de desarrollo económico esencial, sin el cual no es posible continuar la actividad empresarial.
La relevancia de aprovechar al máximo el capital social empresarial
El capital social debe ser distribuido correctamente desde un inicio. La única manera de sacarle el máximo partido es decidiendo correctamente en qué invertirlo: maquinaria, materiales, salarios, inmuebles... Todo ello supone un gasto y, como tal, una reducción del capital.
Del mismo modo, la cifra es la que determina los pasos progresivos que hay que ir tomando. Es necesario realizar un análisis del capital social de una empresa para entender cuáles son las posibilidades reales de crecimiento. Gestionar el capital social oportunamente para aprovecharlo al máximo y transformarlo en futuros beneficios es esencial.
Podemos decir, sin temor a equivocarnos, que muchas de las decisiones que se tomen en la fase inicial de la constitución empresarial haciendo uso del capital social disponible acabarán determinando la supervivencia o no de la compañía.
¿Cuál debe ser el capital social de una empresa?
Como norma general, el capital permanece estable, salvo los tipos de ampliaciones de capital o reducción de capital social que se mencionan más adelante. Por eso es tan importante decidir correctamente cuánto debe ser el capital social de una empresa.
En principio, la mejor manera de responder a esta cuestión es acudir a la legislación. Según la normativa, el capital social mínimo es de 3.012 euros en caso de sociedad limitada y de 60.101,21 euros en caso de ser una sociedad anónima. En el caso de las sociedades cooperativas, el mínimo será determinado por sus estatutos.
💡Nota: en los artículos 4 bis y siguientes de la Ley de Sociedades del Capital pueden consultarse algunos supuestos delimitados en los que es posible saltarse esos mínimos legales.
Siempre que se respeten los mínimos establecidos por la normativa legal, hay una serie de preguntas clave que pueden ayudar a determinar el monto definitivo:
- ¿Cuáles son tus posibilidades económicas y las de tus socios? Estas cifras pueden establecer el máximo posible. Nunca se ha de aportar un capital que no está disponible.
- ¿Cuáles son los gastos que se preveen? Cada compañía es diferente. Hay algunas que precisan de una enorme cantidad de maquinaria e inmuebles para funcionar, mientras que otras solo requieren un despacho con un ordenador. Dependiendo del caso, deberás fijar una cifra más o menos alta. Es aquí donde entra en juego lo que te hemos comentado en el apartado anterior acerca de sacar el máximo jugo al patrimonio inicialmente aportado.
- ¿Cuál es la responsabilidad de pérdida que se quiere asumir? Como te hemos comentado ya en varias ocasiones, este capital actúa como garantía de solvencia frente a posible quiebra. En este sentido, cuanto mayor sea lo aportado, mayor será la cifra potencialmente perdida. También es cierto que un mayor capital otorga más confianza a los posibles acreedores, que son conscientes de que, en caso de liquidación empresarial, hay más bienes a los que echar mano.
¿Cómo aumentar el capital social de una empresa? ¿Cómo disminuirlo?
Ya hemos dicho que, como norma general, el capital de una sociedad es una cifra fija y estable que no suele variar salvo que la compañía quiebre. Sin embargo, lo cierto es que, en determinados casos, sí puede crecer o decrecer.
Es por ello tan relevante que conozcas cómo aumentar el capital social de una empresa así como de qué manera reducirlo. Es aquí donde entran en juego dos conceptos mercantiles fundamentales:
- La ampliación de capital: tiene lugar cuando se quiere dejar entrar en la sociedad a nuevos accionistas (bien emitiendo nuevas acciones o participaciones o bien aumentando el valor nominal de las ya existentes). Las maneras de realizar tal ampliación pueden ser varias: - Realizando nuevas aportaciones en forma monetaria o no. - Compensando créditos existentes contra la sociedad. - Transformando reservas o beneficios en capital social.
- La reducción de capital: ocurre cuando se eliminan pérdidas o se devuelven aportaciones a socios que las reclaman. Pueden darse por varios caminos diferentes: - Reduciendo el valor nominal de las acciones o participaciones. - Amortizando un número determinado de acciones o participaciones. - Agrupando acciones o participaciones para su canje.
Los beneficios de disminuir el capital social
Antes de terminar el presente artículo resulta conveniente aludir a un aspecto llamativo: los beneficios de disminuir el capital social en una empresa. En principio, la intuición dice que aumentar siempre es bueno y, aunque muchas veces es así, en otras no.
La clave, como siempre, se encuentra en el equilibrio y en la buena gestión de la tesorería. Sin embargo, aquí vamos a dar algunas pinceladas genéricas acerca de las ventajas de hacer decrecer el capital:
- Abre la puerta a numerosas ventajas fiscales tales como diferir el pago de la plusvalía. - Reduce los fondos de la sociedad pero sin ser considerado como un gasto. - Se limita la cantidad de capital potencialmente en peligro en caso de quiebra empresarial.
Una de las mejores formas de cuidar el capital social es con una buena gestión de la tesorería. Estar al tanto de los cobros y pagos, así como planificar el futuro, es fundamental para sacar el máximo rendimiento posible del capital social de una empresa. Descubre cómo Agicap puede ayudarte, adaptándose al modelo de negocio de tu empresa. Solicita una demostración gratuita hoy mismo y cambia la manera en que gestionas tu flujo de caja.
