Pago al contado: qué es

El pago al contado es el método de liquidación más empleado hoy en día por aquellas personas y empresas que le escapan al endeudamiento. Sigue leyendo y podrás descubrir sus características y peculiaridades. ¿Sigues utilizando este método de pago para tus compras?
¿Qué es el pago al contado?
Hablamos de pago al contado o crédito al contado cuando el desembolso de dinero se efectúa en el momento en que el cliente contrae una deuda con su proveedor. Desaparece la obligación de pagar a plazos entre ambos, eliminando futuras deudas.
El pago al contado ofrece una serie de beneficios a aquel que lo emplea. Por ejemplo, brinda la posibilidad de aprovecharse de descuentos, evitar el cobro de intereses o eliminar futuras deudas. Asimismo, de cara a las entidades bancarias proporciona una buena historia crediticia. Lo contrario a este método de desembolso es el pago a crédito, es decir, aquel en el que se abona en un tiempo posterior en vez de en el momento en que se ha realizado la compra.
El pago al contado para los consumidores
Es habitual que los consumidores opten por pagar los bienes adquiridos al contado, a menos que hagamos referencia a pagos de grandes cuantías, como por ejemplo aquellos relacionados con productos hipotecarios o del mundo de la educación. Pago que también se suele desarrollar tanto en adquisiciones dentro de una tienda física, en negocios en línea o en compras telefónicas.
Es posible que los establecimientos ofrezcan a su clientela la oportunidad de pagar a plazos o financiar sus adquisiciones. Por ejemplo una tienda que ofrezca liquidar el coste a posteriori o a plazos. Además, cabe la posibilidad de que esta financiación pueda venir por parte de un tercero, a través de un convenio con un banco o una compañía de préstamos. En este caso, la deuda contraída por el cliente será con aquel que le ha concedido el préstamo y no con el vendedor.
El pago al contado para las empresas
Al contrario que en el caso de los consumidores, los negocios optan por el aplazamiento del pago a sus proveedores en vez de decantarse por el pago al contado. También es cierto que si las cuantías suman una cifra reducida —como por ejemplo poner gasolina, adquirir artículos de papelería o retribuir pequeñas dietas—, estás se suelen pagar al contado.
No obstante, si nos referimos a la compra de mercancías y materias primas o a la contratación de servicios pactados, lo más habitual será que se aplacen los pagos. Estos se determinarán por la relación de confianza que mantengan comprador y vendedor. Los proveedores serán más reacios a conceder plazos de liquidación más extendidos en el tiempo si tratan con una compañía de nueva creación y desconocida en el mercado. Asimismo, cuando la empresa ya disponga de una trayectoria y haya hecho pedidos con el proveedor con anterioridad, será más fácil que se le permita pagar de manera aplazada o beneficiándose de promociones comerciales.

Modalidades de pago al contado
- Efectivo o metálico. La moneda de curso legal es el método de pago.
- Tarjeta de crédito. Consiste en un contrato de relación entre el emisor —en este caso un banco o una entidad de crédito— y el comerciante. El primero se responsabiliza a subsanar la factura pendiente y el segundo, a aceptar esta modalidad de pago. La entidad cargará en la cuenta corriente del titular de la tarjeta la totalidad o una parte de los pagos efectuados en la quincena o mes anterior, mientras que el comerciante acreditará al banco un porcentaje sobre el importe de la venta abonada. Por tanto, para el vendedor supone un cobro al contado, mientras que el comprador diferirá el gasto en el tiempo.
- Tarjeta de débito. La principal diferencia entre este tipo de pago y las tarjetas de crédito es que las disposiciones de dinero se adeudan en la cuenta de inmediato, por lo que es necesario que se disponga del saldo suficiente. A través de este método de desembolso los titulares pueden hacer los pagos de sus compras o retirar dinero en efectivo de los cajeros automáticos.
- Transferencia bancaria. El titular de una cuenta de una entidad bancaria emite una orden para que se cargue en su cuenta una cantidad de dinero y se ingrese en la cuenta de un tercero. Para quien abona, el pago se realiza en el momento, pero dependiendo del tipo de transacción, el beneficiario puede recibir el pago en el instante o en diferido.
- Abono en cuenta. A diferencia de la transferencia, se denomina abono a aquellos ingresos en efectivo que se realizan por parte del ordenante en la cuenta bancaria de un beneficiario.
- Contra reembolso. Suele utilizarse en las ventas de mercancía a distancia. El destinatario paga por aquello que ha comprado en el momento en que se lo entrega el porteador, ya sea el servicio postal de Correos u otra empresa de paquetería.
- Cheque. Este método de retribución consiste en un documento a través del cual una persona ordena el pago de una determinada suma de dinero a la entidad bancaria en la que tiene dinero. Para que un cheque sea válido deben de figurar: la palabra ‘cheque’, la orden de pagar una cuantía de dinero y el nombre de la entidad financiera que asume el pago por cuenta de su cliente. También el lugar de pago, la fecha y el lugar de emisión del cheque y la firma de aquel que expide el documento, que será a su vez el titular de la cuenta.
- Giro postal. A través del servicio postal de Correos se envía un monto de dinero para ser entregado a la persona beneficiaria. En caso de necesitar que el tiempo entre la emisión y la recepción sea de horas, existe la modalidad del giro telegráfico.
Justificación del pago
El justificante de pago es un documento fundamental en el proceso de reembolso y gestión de los gastos profesionales. Consiste en un recibo emitido por la persona que vende un producto a cambio de una cantidad de dinero. La persona que lo adquiere, en este caso el comprador, recibe un justificante de que se ha aceptado una determinada suma de dinero. Consta de dos partes: el resguardo, que se quedará el comprador, y la matriz, en la que se escribirá de forma abreviada el contenido del recibo. El comprobante se entregará firmado, mientras que la matriz quedará en manos del vendedor como justificante de pago.
Además de demostrar los gastos pagados, garantiza la conformidad de estos y respeta la legislación aplicable. En el momento en que el proveedor de un producto o servicio entrega al cliente este tipo de documento, el pago consta como realizado, de manera que el comprador podrá realizar un cambio, pedir un reembolso a su empresa o cualquier otro trámite asociado.
Beneficios del pago al contado
La principal ventaja de emitir pagos al contado es que el comprador no tendrá que estar pendiente de pagos de facturas con cuotas mensuales, al ser ejecutados en efectivo o debitando el dinero de una cuenta bancaria. El pago al contado, por tanto, elimina deudas a futuro, sin tener que pagar intereses u otro cargo extra. A su vez, quedan a disposición del consumidor las opciones de disponer descuentos añadidos o la posibilidad de negociar sobre el precio final.
Hay que diferenciar, además, el pago al contado con efectivo o con tarjeta bancaria. Son frecuentes las informaciones acerca de comercios que han sufrido un fallo de seguridad informático. Un error que puede deberse al hecho que un delincuente hackeó la terminal de cobros o, simplemente, porque un error en la cadena de protocolo ha dejado los datos bancarios a disposición de un criminal anónimo en la red.
Pagando en efectivo se esquiva este tipo de problemas. Los billetes y monedas guardados en la caja registradora no representan nada para los criminales en línea. En cambio, la información enviada desde la tarjeta, además de contener datos protegidos del usuario, aporta conocimientos sobre sus hábitos de consumo, lo que les permite crear un perfil detallado y completo del comprador.
Diferencias con un préstamo o crédito
El pago a crédito ofrece la posibilidad de distribuir a un mínimo de cuotas la adquisición de un bien o servicio. Esta modalidad de pago resulta interesante si la cuantía es de gran valor, como por ejemplo un vehículo, un tratamiento de estética, un gasto educacional o la compra de una vivienda. En este último caso las entidades ofrecen hasta 20 años de financiación.
Ser puntual con el pago de las letras genera una buena historia crediticia, lo que facilitará y abrirá las puertas a construir una buena imagen como deudor y, por lo tanto, a disponer de créditos en un futuro.
Es importante conocer la tasa de interés de cada adeudo, ya que es el método que poseen las entidades para cobrar por su servicio prestado. Un porcentaje que se calcula en función del riesgo que corre la financiera al entregar el dinero y los gastos administrativos derivados del préstamo.
La modalidad de pago con tarjeta de crédito resulta favorable en las compras por internet de algunas plataformas o comercios electrónicos. Existen promociones específicas para este tipo de producto que ayudan a reducir costos cuando haya que pagar el bien adquirido. Los bancos ofrecen este tipo de ventajas a modo de pequeñas recompensas, como pueden ser descuentos en establecimientos comerciales o rebajas para asistir a eventos exclusivos.
Sin duda, independientemente de si se opta por el pago al contado o en adeudo, los profesionales del mundo financiero recomiendan planear y administrar el presupuesto actual con destreza e ingenio, a fin de poder cumplir las metas fijadas a medio y largo plazo.
La situación del mercado español
En los últimos años, el pago con tarjeta al contado y sin intereses bancarios se ha establecido como la principal forma de pago en las compras diarias de los consumidores españoles. Los meses de pandemia y la falta de recursos por parte de las familias han hecho que se reafirmen en el mercado los medios de pago a través de los cuales se carga en la cuenta corriente al instante los pagos ejecutados.
El repunte de las tarjetas de débito en los últimos años sin duda se ha acelerado con las compras por Internet impulsadas por las restricciones de movilidad, asociadas a la situación sociosanitaria derivada de la crisis del coronavirus, y el temor a contagiarse en las tiendas físicas. Un hecho que explica que las familias prefieran gastar solo lo que tienen en las cuentas —y ningún euro más— descartando por el momento la posibilidad de endeudarse, ya sea en pequeñas compras o en la inversión de grandes sumas de dinero en sectores como el automovilístico o el inmobiliario.
Según datos del Banco de España, a finales del 2020 se contabilizaban 87,5 millones de tarjetas bancarias, de las cuales el 57,3 % correspondían a las de débito. Mientras que el crecimiento de este tipo de plástico se ha ido acelerando desde la crisis económica del 2008, las de crédito apenas crecieron un 1 % en el último trimestre del 2020. Tiene que ver en el estancamiento de los plásticos que ofrecen la posibilidad de financiar las compras los efectos económicos del confinamiento y la pandemia sanitaria, en la que muchos hogares han visto recortados sus ingresos -ya sea por los ERTE, los ajustes laborales, el desempleo o la incertidumbre del futuro a medio y largo plazo-.
El hecho de haber vivido la anterior crisis económica, ligada al sobreendeudamiento de las familias, hace también que los particulares hayan perdido la confianza a la hora de demandar un crédito. Tal como revela el Banco de España en su estudio, la solución está de la mano de ambas partes: los clientes deben juzgar con prudencia -pero sin miedo- sus posibilidades de endeudamiento, a la vez que las entidades bancarias son responsables de evaluar la solvencia del prestatario con información suficiente y discernir entre aquellos consumidores que podrán afrontar los pagos anteriores de aquellos que les será imposible saldar la deuda contraída con la financiera.
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