Qué es el balance funcional de una empresa

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El balance funcional es un cuadro que ordena los datos del balance contable de manera diferente, con el fin de analizar la estructura financiera de una empresa. Esta nueva presentación de los datos hace posible evaluar de manera detallada el equilibrio financiero de la empresa. ¿Qué es el balance funcional de una empresa? ¿Por qué realizar el balance funcional? ¿Qué diferencia tiene con el balance contable? ¿Cómo se presenta? Las respuestas a estas y otras preguntas, a continuación.

Definición de balance funcional

El balance funcional es un documento que reúne los datos brutos del balance contable. Los reordena por función con el fin de resaltar la estructura financiera de la compañía. Mientras que el balance contable se divide en activo y pasivo, el balance funcional diferencia los empleos de los recursos.

Esta nueva organización, mediante datos contables, permite explorar indicadores clave para analizar la solidez financiera de la empresa y de su actividad de explotación.

Objetivo del balance funcional: entender los flujos financieros de la empresa

El balance funcional ayuda a entender la proveniencia del dinero de una empresa y la manera en que emplea los fondos para llevar a cabo su actividad.

Como su nombre indica, el balance de situación funcional proporciona un nuevo orden de las partidas del balance contable, antes de la distribución de resultados, de acuerdo a su función. Esto permite:

  • entender la estructura financiera de la empresa
  • estimar la política de inversión que se ha implementado
  • medir el equilibrio financiero de la empresa con el propósito de determinar en qué medida los recursos producidos cubren las necesidades
  • encontrar las posibles debilidades y los mecanismos que se deberán contemplar

La estructura del balance funcional

La estructura del balance funcional se determina en el Plan General de Contabilidad. Se presenta como un cuadro financiero basado en los valores brutos de cada partida y que separa los empleos y los recursos de la empresa. En la clasificación funcional del balance, se encuentran: los gastos (activos) y los recursos (pasivos) la naturaleza de cada gasto y recurso El balance funcional se realiza a través de la determinación de distintos ciclos:

  • El ciclo sostenible. Reúne las inversiones (gastos) y financiaciones (recursos) tanto estables como las que están destinadas a permanecer mucho tiempo en la empresa. En cuanto a los gastos, se consideran los inmovilizados como inmateriales, materiales y financieros; y en cuanto a los recursos, contempla los recursos propios, las deudas financieras a largo plazo y otras amortizaciones.
  • El ciclo operativo. Reúne las partidas «corrientes» relacionadas con la actividad y la producción de la empresa: existencias, deudas, etc.
  • El ciclo no operativo. Reúne las partidas relacionadas con el activo corriente, pero que no resultan de la producción: principalmente, las deudas de los proveedores de inmovilizados, fiscales o sociales.
  • El ciclo de caja. Reúne el activo y el pasivo de la tesorería.

Balance funcional: ejemplo

GastosImporteRecursosImporte
Gastos fijos (inmovilizados varios) Recursos fijos (recursos propios, amortizaciones)
Activo corriente operativo (existencias, deudas de clientes) Pasivo corriente operativo (deudas de explotación)
Activo corriente no operativo (deudas varias) Pasivo corriente no operativo (deudas varias)
Tesorería activa (disponible) Tesorería pasiva (saldos acreedores, ayudas bancarias)

Realización de un balance funcional a partir de un balance contable

El balance funcional es una reorganización del balance contable. Para pasar de uno a otro, es necesario volver a tratar las partidas con el fin de indicarlas desde una visión funcional e incorporar algunos elementos que usualmente no se integran en el balance contable, incluyendo las amortizaciones acumuladas.

Partidas que se tienen que volver a tratar para incluirlas en el balance funcional

Estas son las principales maneras de volver a tratarlas, pero existen variaciones según las empresas:

  • Las amortizaciones de los inmovilizados y las provisiones se deben clasificar nuevamente como recursos de financiación a largo plazo.
  • Los gastos para distribuir en varios ejercicios se tienen que volver a clasificar como activo funcional en el balance, debido a su larga duración.
  • Las ayudas bancarias corrientes y los saldos acreedores bancarios se tienen que volver a clasificar en tesorería pasiva, ya que representan deudas a muy corto plazo contraídas ante los bancos.
  • Los intereses devengados no vencidos de préstamos y deudas deben clasificarse como activos corrientes no operativos.

Compromisos fuera del balance contable que se tienen que integrar en el balance funcional

Con el propósito de mejorar el nivel de contabilidad analítica, el balance funcional vuelve a integrar algunos puntos que usualmente se desatienden en el balance contable.

  • Los efectos descontados no vencidos deben incorporarse en la partida cliente, en el activo corriente, y su contrapartida se incluye en ayudas bancarias corrientes, en la tesorería pasiva.
  • Los inmovilizados financiados por arrendamiento financiero no son de la empresa: por lo tanto, no pueden incluirse en el balance contable. Sin embargo, si se incorporan en la explotación normal de la empresa, se tienen que integrar en el balance funcional como activo fijo y con su valor bruto. Su contrapartida se tiene que añadir en los recursos propios y la diferencia se transfiere a las deudas financieras como valor neto.
  • Los gastos y los productos constatados por anticipado se tienen que clasificar en operativos y no operativos. El criterio que determina esta clasificación puede precisarse en el anexo del balance. A falta de ello, estos gastos y productos se deben clasificar como explotación.

Elementos que se tienen que eliminar del balance contable para efectuar el funcional

En el balance funcional de la empresa, se eliminan algunos elementos del balance contable:

  • La partida de capital suscrito no exigido corresponde a la parte de capital que no han proporcionado los dueños de la empresa. A este respecto, es un activo ficticio que se tiene que retirar del activo estable y los recursos propios. En el balance funcional, se debe considerar únicamente la parte del capital exigido.
  • Deben eliminarse del balance funcional las primas de reembolso, que inicialmente se consideraban como empleos y recursos estables. Solo el precio de emisión debe considerarse como recurso de financiación para la empresa.

Balance funcional y fondos de maniobra, equilibrio a largo plazo

La regla básica de la gestión funcional a largo plazo consiste en que los recursos estables deben financiar al menos los empleos estables. El índice de este equilibrio corresponde a los fondos de maniobra netos globales (FMNG), que se calculan con según la fórmula a continuación:

FMNG = recursos estables - empleos estables

Si esta sustracción resulta en fondos de maniobra netos globales positivos, este superávit corresponde a un recurso adicional de financiación. Mientras más alto es este superávit, más la empresa podrá gestionar los imprevistos posibles.

Unos Fondos de maniobra netos globales negativos corresponden a un indicador de recursos insuficientes a largo plazo, especialmente, para la financiación de empleos. Estas son algunas ideas de financiación a largo plazo:

  • aumento del capital de la empresa
  • recurrir a un préstamo a largo plazo
  • una aportación en cuenta corriente de socios
  • una cesión de inversiones (inmovilizados material)

El Fondo de maniobra neto global no necesariamente conlleva una buena gestión de la empresa. Solo es un indicador de que los recursos son superiores a los empleos, lo que puede estar relacionado, por ejemplo, con un nivel insuficiente de inversión. Por lo tanto, los Fondos de maniobra netos globales se tienen que evaluar según el contexto de la empresa en cuestión: su tamaño, su sector, su actividad, etc.

Balance funcional y necesidades operativas de fondos, equilibrio a corto plazo

Para realizar una evaluación del equilibrio a corto plazo, el indicador clave corresponde a las Necesidades de fondos de maniobra (NFM). Compara los empleos a corto plazo y los recursos a corto plazo. No obstante, es necesario diferenciar dos necesidades distintas: las Necesidades operativas de fondos y las Necesidades no operativas de fondos.

Balance funcional y necesidades operativas de fondos

Las Necesidades operativas de fondos (NOF) está vinculada a la actividad normal de la empresa (explotación: compras, ventas, etc.). Esta necesidad puede surgir por el hecho de que los ingresos pueden tardar en conseguirse, incluso una vez realizada la venta: tiempo de cobro, retraso de factura, anticipación de la rotación de existencias, etc. Para compensar estas posibles diferencias, las NOF representan la cantidad de dinero que necesita la empresa para cubrir la explotación.

Este indicador contable cambia según la actividad de la empresa. Se calcula como se indica a continuación:

NOF = empleos corrientes de explotación - recursos corrientes de explotación

Si las NOF son positivas, quiere decir que la empresa necesita una financiación para su explotación. Este caso, que es relativamente común, puede tener distintas soluciones:

  • aumento de la rotación de existencias;
  • negociación de plazos de pago con los clientes para reducirlos;
  • negociación  de los plazos de pago con los proveedores para extenderlos o prolongarlos.

Si las NOF son negativas, el resultado del cálculo es un recurso que la empresa puede emplear con el fin de financiar la explotación. Por lo tanto, no está obligada a usar el superávit de los Fondos de maniobra netos globales.

Balance funcional y necesidades no operativas de fondos

Las Necesidades no operativas de fondos corresponden a la porción de financiación que no se produce a través de la actividad habitual de explotación de la empresa. Por ello, se relacionan con el volumen de negocios de la empresa y están relacionadas con partidas relativamente independientes:

  • deudas varias
  • valores mobiliarios de inversión
  • deudas con los proveedores de inmovilizados
  • cuentas corrientes de socios, etc.

Este indicador se calcula a través de la fórmula:

NNOF = activo corriente no operativo - pasivo corriente no operativo

Si el resultado de las Necesidades no operativas de fondos es positivo, la empresa tienen una necesidad de financiación no vinculada a la explotación. Si esta necesidad es negativa, el resultado representa un recurso de fondos de maniobra que permite que la empresa financie sus actividades no vinculadas a la explotación.

Necesidades de fondos de maniobra globales (NFMG)

Para entender mejor el equilibrio desde bajo del balance funcional, dentro del ciclo de explotación, se distinguen las necesidades operativas y las necesidades no operativas. Esto permite especificar el origen de la necesidad o del recurso calculado.

Es posible calcular la Necesidad de fondos de maniobra global con la fórmula a continuación:

NFMG = NOF - NNOF

Se puede producir un desequilibrio en caso de NFMG negativas, por lo tanto, financiadas en su mayor parte a través de fondos de maniobra no operativos. Efectivamente, estos recursos no provienen de la actividad principal de la empresa: por ello, son más difíciles de calcular y controlar.

Balance funcional y tesorería neta: equilibrio general

El último indicador del balance funcional corresponde a la Tesorería neta (TN): gracias a él, se evalúa el equilibrio financiero general de la empresa. Puede conseguirse de dos formas. El primer método es vertical:

TN = FMNG - NFMG

El segundo es horizontal:

TN = tesorería activa - tesorería pasiva

Una tesorería neta positiva es señal de que la empresa cuenta con importes disponibles de inmediato (liquidez inmediata). No obstante, este indicador se debe considerar de acuerdo al contexto, es decir, una tesorería positiva puede estar relacionada, por ejemplo, con una falta de reinversión.

Por su parte, una tesorería neta negativa corresponde a que las necesidades de fondos de maniobra no se han financiado a través de las necesidades de fondos de maniobra netos globales y, a menudo, se compensa con créditos bancarios.

Generalmente, esta situación es reflejo de un desequilibrio estructural o funcional. Puede resultar peligroso dejarla prolongarse, ya que la empresa puede depender de su banco para proseguir su actividad.

Con el balance funcional se pueden analizar en profundidad los elementos del balance financiero y adecuarlos a la situación de cada empresa. Los ratios que resultan de ello, principalmente, permiten hallar las dificultades de la empresa y los puntos de mejora. En ese caso, es fundamental hacer un seguimiento exacto de la tesorería de su empresa para que el balance funcional sea pertinente. Conoce cómo el software de gestión de tesorería de Agicap es una solución para sus desafíos en este ámbito. ¡Solicita una prueba gratuita ahora!

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